Compartimos dos poemas de Mijaíl Lérmontov. Una dato clave para abordarlos: “La muerte del poema” es una composición de 1837, mismo año en que Alexandr Pushkin, el gran poeta ruso, muriera tras batirse en un duelo. ¿Cuánto hay de propio en la muerte de un maestro, es decir de una tradición? Estos poemas se preguntan -y nos interpelan, por qué no- por el rol del poeta y su lugar en la sociedad. También por los linajes, las segregaciones y los conflictos que se proyectan en el tiempo. Mientras se multiplica la militancia de la propia imagen; mientras, como dice Eduardo Ainbinder, la máquina de generar vituperios y alabanzas, funciona 24 horas al día.

La muerte del poeta*

¡Venganza, soberano, venganza!
Me arrojaré a tus pies:
sé justo y sentencia al asesino,
para que en los siglos venideros tu castigo
anuncie a la posteridad tu justo juicio,
y que en él hallen ejemplo los malvados.**

 

¡Murió el Poeta! – esclavo del honor –
¡Cayó, difamado por el rumor,
con plomo en el pecho y sed de venganza,
la cabeza inclinada con orgullo!…
No soportó el alma del Poeta
la deshonra de ofensas mezquinas,
se rebeló contra la opinión de la sociedad
solo, como antes… ¡y lo mató!
¡Lo mató!… ¿para qué ahora los sollozos,
el coro innecesario de elogios vacíos
y el doliente murmullo de la absolución?
¡Se cumplió el veredicto del destino!
¿Acaso no expulsaron antes con rencor
ustedes su libre y valiente tributo
y avivaron para su diversión
el incendio apenas escondido?
¿Y entonces? Alégrense… él no pudo
escapar de los últimos tormentos:
se apagó la antorcha del genio divino,
se marchitó la corona triunfal.

Su asesino con sangre fría
le asestó el golpe… no tuvo salvación:
su corazón vacío late normalmente,
en su mano no tiembla la pistola.
¿Qué tiene de extraño?… desde lejos,
igual que un centenar de fugitivos,
a la caza de felicidad y de rangos
nos fue arrojado por capricho del destino.
Riendo, de una tierra ajena insolente despreció
el idioma y sus costumbres;
¡no pudo respetar nuestra gloria
ni en ese instante sangriento comprender
contra qué levantaba su mano!…***

Lo mataron, y lo tomó la tumba,
como a aquel cantor ignoto pero digno,
de amor, presa de los sordos celos,****
celebrado por él con fuerza singular,
muerto, como él, por una inclemente mano.

¿Por qué de los placeres apacibles y la amistad sincera
vino a este mundo envidioso y sofocante
para el corazón libre y las pasiones ardientes?
¿Por qué le dio su mano a un insignificante calumniador,
por qué creyó las falsas palabras y caricias,
él, que desde tan joven a la gente comprendía?…

Y le quitaron su antigua corona, y una de espinas
cubierta de laureles le pusieron:*****
pero las púas ocultas
hirieron la gloriosa frente.
Envenenado fue su último instante
por los pérfidos murmullos de ignaros burlones,
y él murió, con una vana sed de venganza,
con el secreto despecho de engañadas esperanzas.
Callaron los sonidos de sus maravillosas canciones,
el refugio del poeta es sombrío y estrecho,
y sus labios están sellados.

. . . . . . . . . . . . . . . . .

¡Y ustedes, descendientes altivos
de padres conocidos por su célebre bajeza
que pisotearon con su talón servil los restos
de linajes ultrajados por el juego del destino!
¡Ustedes, ávido tropel instalado junto al trono,
verdugos de la Libertad, el Genio y la Gloria!
Ocúltense al amparo de la ley,
ante ustedes la justicia, la verdad, ¡todo calla!
¡Pero hay también un tribunal divino, confidentes del vicio!
Hay un tribunal terrible; él espera,
y no es accesible al llamado del oro,
y los pensamientos y los hechos los conoce de antemano.
Entonces en vano recurrirán a la maledicencia:
no los ayudará de nuevo,
¡y no lavarán con toda su sangre negra
la íntegra sangre del poeta!

1837

_______

*. Con este poema, Lérmontov fue el primero en denunciar a la alta sociedad cercana a la monarquía como responsable de la muerte de Pushkin, hecho que hasta los amigos del poeta temían hacer. Fue publicado por primera vez como “A la muerte de Pushkin” en la revista Estrella Polar en 1856. [N.T.]

**. Estos versos aparecen como epígrafe en algunas versiones del poema, aparentemente es un agregado posterior, unido al poema con intención de moderar la impresión de agudeza política de los últimos versos. El epígrafe está tomado de la tragedia Venceslas, de 1647, del escritor francés Jean de Rotrou (1609-1650). [N.T.]

***. Esta estrofa hace referecia a D’Anthés. [N.T.]

****. Se refiere a Lenski, personaje de Evgueni Onieguin, quien siente celos del protagonista y lo desafía a duelo, donde muere. [N.T.]

*****. Esta imagen representa muy bien la situación de Pushkin en relación con la corte de Nicolás I después de su conocida entrevista con el zar. [N.T.]

Sueño

Al calor del mediodía en un valle de Daguestán
con una bala en el pecho inmóvil yacía yo;
humeaba aún la profunda herida,
y fluía mi sangre gota a gota.

Yacía solo sobre la arena del valle;
escalones de piedra alrededor se apretujaban,
el sol quemaba desde sus alturas amarillas
y me quemaba a mí, pero tenía yo un sueño mortal.

Soñaba con un banquete eterno
radiante de luces en mi patria.
Jóvenes mujeres, con flores coronadas,
alegres conversaban sobre mí.

Pero, apartada de la alegre charla,
había quedado una, sola y pensativa,
y en un triste sueño su alma joven
se sumió, Dios sabrá por qué;

soñaba ella con un valle en Daguestán;
un cuerpo conocido yacía en el valle aquel;
en su pecho ennegrecía la humeante herida,
y la corriente que se enfriaba era su sangre.

1841

Versiones de Fulvio Franchi.

Mijaíl Lérmontov (1814–1841) fue un escritor y poeta romántico ruso. Nació en Moscú, descendiente de una familia escocesa establecida en Rusia desde el siglo XVI. Influido inicialmente por Pushkin, en 1837 le dedicó la elegía “La muerte del poeta”, en la que culpaba a la nobleza del duelo en que éste encontró la muerte, a causa de lo cual Lermontov tuvo que exiliarse al Cáucaso. Ese mismo año publicó el poema romántico “Canto del zar Iván Vasílievich”, al que siguieron la sátira social La mujer del tesorero(1838) y la novela Un héroe de nuestro tiempo (1840). Esta última obra constituye una dura crítica social y es clave en el paso del Romanticismo al realismo en la literatura rusa. A esta etapa pertenecen también los poemas narrativos “El novicio” (1840) y “El demonio” (1841). añosluz editora publicó El demonio y otros escritos caucasianos (2014)

El demonio y otros escritos caucasianos

Mijaíl Lérmontov

114pp. 20 x 14 cm.
Traducción de Fulvio Franchi
2014